Argumentos para la sociedad del ocio

Eugenio Damian Fernandez

Fragmentos de "Con el sudor de tu frente" Selección: Osvaldo Baigorria


"Será penado con arresto de 10 a 30 días el que se entregare a la vagancia o no tuviere medios lícitos de vida, siendo capaz de trabajar, sin que mediaren causas justificadas".

Código de Faltas de la Policía de la Provincia de Buenos Aires. Artículo 67, ley 8031.


En 1783 el rey Carlos III de España declara que no es deshonroso trabajar y con ello anula otras leyes que prohibían el ejercicio de oficios "bajos o viles" (artesanos, comerciantes) y que castigaban con la pérdida de la honra a todo caballero "que no siendo cautivo, usase públicamente de mercaderías u obrase en algún vil menester de manos por ganar dinero".

Desde la segunda mitad del siglo IX, el impacto de las nuevas tecnologías sentó mejores bases para la investigación... por primera vez gracias a las promesas de la máquina, los seres humanos estuvieron en condiciones de realizar el antiguo ideal de vivir libres del esfuerzo y la escasez. Por cierto, esa promesa fue triturada.... una industria del ocio -en realidad una industria del entretenimiento- diseñada para reproducir las reglas del mundo del trabajo dentro del llamado "tiempo libre".

El ocio no tiene mas utilidad que la de permitir que los individuos puedan contemplar la obra del mundo y al despliegue de sí mismos dentro de esa obra.

Félix de Azúa
En diez o veinte años hemos aumentado prodigiosamente nuestra capacidad de trabajo, porque ahora trabajamos también en nuestras horas de ocio. Nuestro ocio está mucho más explotado que nuestro oficio, porque durante las horas desocupadas tenemos que dar de comer a miles y miles de nuevos amos y servidores.

William Morris
Casi todos, estén o no en buena posición económica, creen que un hombre, aún cuando haga un trabajo que parezca inútil, al hacerlo se está ganando la vida; está "ocupado", como se dice, y la mayoría de los que están en buena posición estimulan y animan al feliz trabajador con elogios y felicitaciones, si es lo suficientemente laborioso y se priva de placeres y vacaciones...

Hay gente, y no es poca, que no trabaja y tampoco trata de aparentar que lo hace. Luego , hay gente, y es mucha, que trabaja duramente, aunque con descansos y vacaciones, reclamados y otorgados. Por último hay gente que trabaja tanto y tan duramente que puede decirse que no hacen otra cosa más que trabajar, y por consiguiente se la denomina "clase trabajadora", para distinguirla de las clases media y rica, o aristocrática, antes mencionadas.
La clase de los ricos, que no realiza ningún trabajo, sabemos que consume mucho y no produce nada. Por lo tanto tiene que ser mantenida a costa de los que sí trabajan.
La clase media a primera vista parece trabajar muy intensamente y nunca ser una carga para los demás. Pero en realidad la mayor parte de ella, aunque trabaja no produce y cuando si lo hace consume fuera de toda proporción a lo que debidamente le corresponde...
En resumen... tres clases: una que nisiquiera pretende trabajar, otra que pretende trabajar pero que no produce nada, y otra que trabaja, pero se ve forzada por las dos primeras a hacer un trabajo a menudo improductivo.

...Las Cooperativas han demostrado que la existencia de una clase privilegiada no es necesaria para la producción de riqueza, sino que es necesaria para "gobernar" a los productores de riqueza: en otras palabras, para el sostén y defensa del privilegio.

George Woodcock
El primer reloj exacto fue construido en 1540 (provisto solo de manecillas para la hora)... pero no fue sino hasta que se inventó el péndulo, en 1657, que se alcanzó la suficiente precisión como para el agregado de un minutero, apareciendo el segundero recién en el siglo XVIII.
"El tiempo es dinero" se volvió unas de las consignas del capitalismo. En las primeras fábricas los empleadores llegaron a manipular sus relojes o hacer sonar las sirenas a horas equivocadas a fin de robar a los obreros un poquito de esta nueva mercancía.
El esclavo de la fábrica reaccionó, en su tiempo libre, con la caótica irregularidad que caracterizó a los barrios pobres saturados de ginebra, en los comienzos del industrialismo del siglo XIX.
La religión y la moralidad del siglo XIX proclamaron también el pecado de "perder el tiempo".
La puntualidad fue considerada como la más grande de las virtudes.

Séneca
Es ocioso aquel que tiene la sensación de su propio ocio. Los únicos ociosos son los que están libres para la sabiduría, los únicos que viven...todos los años que han pasado con anterioridad a ellos son propiedad suya.
La vida mas corta y más angustiosa es la de aquellos que se olvidan del pasado, se despreocupan del presente, temen por el futuro; cuando han llegado al final, perciben los pobres, con retraso, que han estado ocupados todo el tiempo en no hacer nada.

Ciertamente es triste la condición de toda la gente ocupada y, sin embargo, es mucho más triste la de aquellos que ni siquiera trabajan en sus ocupaciones, adaptan su sueño al de otros, andan al paso de otro, reciben órdenes para amar y odiar, las cosas más libres de todas. Si éstos quieren saber cuán breve es su vida, que piensen en qué medida es suya.

Pëtr Kropotkin
No puede hacerse ninguna distinción entre las obras de cada uno. Medirlas por el resultado nos lleva al absurdo. Fraccionarlas y medirlas por las horas de trabajo nos conduce al absurdo. Sólo queda una cosa: poner las necesidades por encima de las obras y reconocer al derecho a la vida en primer término, al bienestar después, para todos los que tomen cualquier parte en la producción.

Theodor Adorno
El tiempo libre hay que aprovecharlo como sea. Se hacen planes respecto a él, se invierte en empresas que hay que realizar, se lo llena con asistencias a todos los actos posibles o simplemente yendo de aquí para allá en rápidos movimientos.

Raoul Vaneigem
En una sociedad industrial que confunde trabajo y productividad, la necesidad de producir siempre ha sido antagonista del deseo de crear. ¿Qué queda de la chispa humana, es decir, de la creatividad posible, en un ser arrancado del sueño a las seis de la mañana, zarandeado en los trenes de cercanías, ensordecido por el estrépito de las máquinas, pulverizado y triturado por los ritmos, los gestos carentes de sentido, el control estadístico, y arrojado hacia el fin de la jornada en las salas de espera de las estaciones, catedrales de partida para el infierno de todos los días y el ínfimo paraíso de los fines de semana, donde la muchedumbre comulga en la fatiga y el embrutecimiento?

Labor: Pena

Cirille Koupernik
a. Algunos adultos trabajan para complacer a una figura paterna. En Francia sigue habiendo una pronunciada tendencia al paternalismo: basta tener un número mínimo de subordinados para ser "el patrón", aquel con quien se establecen relaciones de tipo infantil. Los subordinados trabajan para complacerle, para ser preferidos a los otros 'hijos'.
b. A veces la manía del trabajo tiene raíces más profundas, pre-genitales, kleinianas. El sujeto parece entregarse al trabajo para huir de la acusación permanente e implacable de un superyo arcaico. La situación es análoga a la de una neurosis obsesiva, y el trabajo se convierte así en un rito de exorcismo.
c. Próxima a esta forma extrema figura otra, más atenuada, a la que podríamos denominar "vértigo del espacio interior". El trabajo permite evitar el trágico reconocimiento del fracaso de la propia existencia, fracaso ligado a la insatisfacción de los deseos, la soledad afectiva o la ausencia de la vida sexual -"el que trabaja no piensa"-.

Un ejemplo típico es el hombre que se aburre en casa y no soporta la solicitud afectiva de una esposa para quien sólo cuenta la vida familiar. La ergomanía adopta formas de horarios demenciales, trabajo durante los fines de semana y terror ante el espacio infinito de las vacaciones. El sujeto asume plenamente su vida profesional, la cual le aporta gratificaciones narcisistas o libidinales. Se trata, en realidad, de un retorno a una forma más juvenil de vida y por lo tanto más antigua en la historia del hombre: la del joven soltero. El trabajo reprensenta la vida con los amigos, un lenguaje común, las bromas tradicionales, etc. Durante las horas de trabajo, el sujeto se encuentra solo, listo para conquistar o ser conquistado, y liberado de las servidumbres de esa vida familiar que representa la estabilidad y, por consiguiente, la pérdida de la libertad.

Néstor Perlongher
1. La ansiedad creada por el consumo compulsivo, la carrera por aumentar el ingreso personal, aseguran una inserción cada vez mayor, a perpetuidad, en el mundo del trabajo. Se puede invertir el proceso en nuestro beneficio: desprenderse de las pseudo-necesidades del consumo y de las tendencias a "trepar", a subir de status, sentando las bases para prescindir, en forma individual, de gran parte del tiempo de trabajo cotidiano.
2. Una de las más férreas cadenas ideológicas que nos sujeta al trabajo es la expectativa por tener un ingreso fijo, periódico, asegurado por un empleo estable. Estos conceptos, según se ha visto en los testimonios, estarían más extendidos en aquellos individuos que sufrieron experiencias de hogares paternos económicamente inseguros. Desprenderse del concepto de "seguridad" es una manera de adquirir la libertad de decidir cuándo, dónde y cuántas veces irá uno a vender su fuerza de trabajo.
3. La supervivencia se hace difícil cuando el aislamiento individual impide la solidaridad. Cada uno debe cargar con sus propios gastos de vivienda, alimentación, vestimenta e hijos. Una coraza de antagonismos y competencias separa a unos de otros. En cambio, una comuna de servicios y/o de vivienda puede extender alrededor del individuo una corriente solidaria de apoyo mutuo. El trabajo socializado se reduce y los gastos personales, cuando son colectivizados, también.
4. Se afirma que hay trabajos placenteros, no-alienantes y que pueden ser, al mismo tiempo, modos de ganarse la vida. Ellos no entran en el concepto de trabajo aquí expuesto. Si, por ejemplo, te pagan por las poesías o los dibujos que hiciste anoche, este es un fenómeno accidental, externo a tu actividad creativa: ello no es trabajo, es juego. Pertenece al principio del placer y no al principio de realidad. Trabajar es todo lo contrario de jugar: tal es la lección de los niños.

Paul Lafargue
Los griegos de la gran época no sentían más que desprecio por el trabajo: sólo a los esclavos les estaba permitido trabajar; el hombre libre no conocía más que los ejercicios corporales y los juegos de inteligencia. Eran también los tiempos en los que se andaba y se respiraba en el pueblo de Aristóteles, de Fidias, de Aristófanes; los bempos en los que un puñado de valientes aplastaba en Maratón los hordas del Asia que Alejandro conquistaría muy pronto.
Los filósofos de la Antigüedad enseñaban el desprecio al trabajo, degradación del hombre libre; los poetas cantaban loas a la pereza, regalo de los dioses.

Y sin embargo, el proletariado, la gran clase que abarca a todos los productores de las naciones civilizadas, la clase que emancipándose emancipará a la humanidad del trabajo servil y que hará del animal humano un ser libre; el proletariado, traicionando sus instintos, desconociendo su misión histórica, se ha dejado pervertir por el dogma del trabajo.

Robert Stevenson Boswell
Cuando estamos ociosos nos aburrimos. Johnson: Eso es, señor, porque al estar los demás ocupados, necesitamos compañía; pero si todos estuviéramos ociosos, no habría aburrimiento, porque nos entretendríamos unos a otros.

Bertrand Russell
La moral del trabajo es la moral de los esclavos, y el mundo moderno no tiene necesidad de esclavitud.
Si el asalariado ordinario trabajase cuatro horas al día, alcanzaría para todos y no habría desempleo -dando por supuesta cierta cantidad muy moderada de organización sensata-. Esta idea escandaliza a los ricos porque están convencidos de que el pobre no sabría cómo emplear tanto tiempo libre. En Norteamérica, los hombres suelen trabajar largas horas, aun cuando ya estén bien situados; estos hombres, naturalmente, se indignan ante la idea del tiempo libre de los asalariados, excepto bajo la forma del inflexible castigo del desempleo; en realidad, les disgusta el ocio aun para sus hijos.

Roland Barthes
¿Notó usted que se habla siempre de un derecho al tiempo libre, pero jamás de un derecho a la pereza? Por otra parte me pregunto si entre nosotros los occidentales y modernos existe eso: no hacer nada. Incluso gentes que tienen una vida muy diferente de la mía, más alienada, más dura y laboriosa, cuando están libres, no es que no hagan nada, siempre hacen algo.


Trabajo: tripalium: instrumento de tortura para obligar a los esclavos.

Negocio: nec-otium: negación del ocio


Henry David Thoreau
Casi todos los hombres viven sus vidas en medio de una tranquila desesperación. No otra cosa es lo que se llama resignación. De la ciudad desesperada va uno al campo desesperado, y tiene que consolarse con la bravura del visón y de la rata almizclera. Una estereotipada, aunque inconsciente, desesperación se esconde hasta en los llamados juegos y diversiones de las gentes. No hay juego en dichos juegos, ya que todo esto viene después del trabajo. Pero una característica de la sabiduría es justamente no hacer cosas desesperadas.

Andy Warhol
Supongo que tengo una interpretación bastante flexible de qué es "trabajo", porque pienso que con sólo estar vivo ya uno está trabajando mucho en algo que no siempre quiere hacer. Nacer es como ser secuestrados. Y después vendidos como esclavos. La gente trabaja minuto a minuto. La maquinaria siempre está funcionando. Hasta cuando uno duerme.

Ogden Nash (1902)
Cuando las personas no están haciendo preguntas están haciendo sugerencias, cuando no están haciendo nada de esto están mirando sobre tu hombro, o pisándote los callos y, además, como si esto no fuera molestia suficiente: te dan empleo. Cualquiera que esté ocioso atrae sobre sí
el disgusto del mundo. Parece ser muy aburrido para los que trabajan ver que otros no lo hacen,
entonces dicen: el trabajo es un remedio excelente, fíjate en Fireston, Ford y Edison, te sermonean hasta quedar sin aliento y, si no sucumbes, te matan de hambre. Lo que conduce a un sofisma detestable: que si no quieres trabajar, tienes que trabajar para ganar lo suficiente, para no tener que trabajar.


Selección de textos de "Con el sudor de tu frente. Selección Osvaldo Baigorria" Ed. La marca
Dibujo: Eugenio D. Fernández