Carl Honoré "Elogio de la lentitud"

Libro Elogio de la lentitud

"El reloj es el sistema operativo del capitalismo moderno". "Las clases dirigentes promovieron la puntualidad como un deber cívico y una virtud moral, mientras denigraban la lentitud y la tardanza como pecados capitales".


“Al principio era sólo el terreno laboral pero ahora ha contaminado todas las esferas de nuestras vidas, como si fuera un virus: nuestra forma de comer, de educar a los hijos, las relaciones, el sexo… hasta aceleramos el ocio. Vivimos en una sociedad en que nos enorgullecemos de llenar nuestras agendas hasta límites explosivos”. "Nuestra cultura nos inculca el miedo a perder el tiempo, pero la paradoja es que la aceleración nos hace desperdiciar la vida

“Hoy todo el mundo sufre la Enfermedad del tiempo: la creencia obsesiva de que el tiempo se aleja y debes pedalear cada vez más rápido”. "En 1880 Nietzsche detectó una cultura creciente -de la prisa, de apresuramiento indecente y sudoroso, que quiere tenerlo todo hecho en el acto-". "En Los viajes de Gulliver de 1726, los liliputenses, al ver que Gulliver consultaba su reloj con tanta frecuencia, llegaron a la conclusión de que debia ser su dios"

“La velocidad es una manera de no enfrentarse a lo que le pasa a tu cuerpo y a tu mente, de evitar las preguntas importantes… Viajamos constantemente por el carril rápido, cargados de emociones, de adrenalina, de estímulos, y eso hace que no tengamos nunca el tiempo y la tranquilidad que necesitamos para reflexionar y preguntarnos qué es lo realmente importante.”

"Kundera cree que la velocidad nos ayuda a bloquear el horror y la aridez del mundo moderno: -Nuestra época está obsesionada por el deseo de olvidar y, para realizar ese deseo se entrega al demonio de la velocidad; acelera el ritmo para mostrarnos que ya no desea ser recordada, que está cansada de sí misma, que quiere apagar la minúscula y temblorosa llama de la memoria-"

"En algunas tradiciones filosóficas -la china, la hindú y la budista por nombrar sólo tres-, el tiempo es cíclico. En la isla canadiense de Baffin, los inuit utilizan la misma palabra, uvatiarru, para designar tanto en el pasado distante como en el futuro distante. En esas culturas, el tiempo siempre viene y se va a la vez. Nos rodea de una manera constante, renovándose, como el aire que respiramos. En la tradición occidental, el tiempo es lineal, una flecha que vuela implacable del punto A al B. Es un recurso finito y, en consecuencia, precioso. El cristianismo apremia para que utilicemos bien cada momento. Los monjes benedictinos se regían por un horario muy apretado porque creían que el diablo buscaba trabajo a las manos ociosas"

"Cuando llegó el lavarropas, a comienzos del siglo XX, liberó a las amas de casa de una pesada tarea que requería horas y les despellejaba los nudillos. Entonces en el transcurso de los años, a medida que aumentaban los criterios de higiene, empezamos a lavar la ropa con más frecuencia. El resultado es que el cesto rebosante de ropa sucia es un elemento tan habitual de la vivienda moderna como el montón de facturas para pagar en la puerta de entrada"

Fragmentos de "Elogio de la lentitud" de Carl Honoré 

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